Te agradecemos por darte una vuelta por este espacio, y tomar la oportunidad de crear una nueva forma de caminar por la vida con prácticas que nos acercan al corazón y a lo que siempre hemos hecho, nuestra naturalidad.
La carpa roja, es ese campo fértil de vida, que comienza con la primer luna roja. La carpa roja es el vientre, el útero, el flujo rojo, nuestra sangre, tu interior femenino.
Rojo es símbolo también hacia la unidad. Rojo es Shakti, femenino que toca lo sagrado. La energía Shakti está en todo.
Ser mujer hoy día nos divide. nos aleja del entendimiento de ser hombre a la vez. De convertirnos en uno desde la concepción. Acabamos creyendo que somos el género, y nos introducimos en un universo de dos polos que habla del hombre y la mujer, como algo que está separado.
La carpa roja nos acercaba a nuestra energía desde tiempos viejos, en donde alrededor del fuego, con la compañía de nuestras mujeres sabias, que daban vida a una voz, la más vieja, la de la consciencia de la gran madre, que nos incluía al ser humano, como uno mismo; se congregaba el espíritu de la mujer. En toda la tribu. Desde las más jóvenes hasta la gran sabia. El conocimiento era uno sólo. Se entendía lo que es ser mujer. El alimento a nuestros hijos, el parto como naturalidad de nuestra especie, el camino con el hombre a nuestro lado, la crianza en tribu, los ciclos naturales del hombre, el sol, la mujer, la luna, la tierra, el viento.
La fuerza del hombre a la caza y el espíritu nahual, guardián; que levantó ciudades durante toda nuestra historia.
Existía esa comunión con la totalidad, desde la concepción. Nos concebíamos parte de este gran todo de existencia. No había espacio para otra cosa.
Aún se sigue ese conocimiento practicando, y compartiendo con quienes están dispuestos al cambio. A generar una nueva forma de camino, que se presenta con las ceremonias, la menarquia, la bienvenida al vientre fértil.
Ahí también está la invitación para el hombre, para que de la mano, mujer-hombre como uno mismo, caminemos un sendero de consciencia, que dé luz a la esperanza de la humanidad. Que lo estamos recobrando, reclamando porque es derecho natural.
Que ahí vamos, juntos viajando.
La invitación es para mujer, hermana, madre, abuela, hija, toda edad. Para hombre, guardián, guerrero, sabio.
La ceremonia, la carpa roja, es al espíritu de la gran madre, de mujer, de luna. A celebrar nuestra divina existencia y compartir el conocimiento con una comunidad que crece. A honrar nuestra sangre cual tierra fértil que germina la vida.
Ahí nos vemos. Que juntos tejamos lo que los abuelos dejaron en cantos.
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