Paso a dejarte un recordatorio de lo inmenso y poderoso que es nuestro universo interno, desde cada pequeño dato que te integra, hasta el momento donde pares y te conviertes en la perpetuidad de tu raza, tu legado.
La oxitocina es una palabra que me lleva a sentir muchas cosas, y quiero platicarte cómo se siente con nosotros los humanos.
En tu sistema endocrino, la torre de control se ubica en la glándula pineal. Y sabemos mucho ya de esta glándula y su relación con la espiritualidad, la unidad y el sentir colectivo.
Pero más arriba de la pineal, en tu ser, se ubica la zona galáctica llamada hipofisis o glándula pituitaria.
De aquí emergen dos moléculas únicamente. Y son vitales para el entendimiento del momento presente y tú estado de salud físico, psíquico y etéreo.
De aquí emerge la vasopressina, quien se encarga de moderar la resistencia vascular periférica, dentro de varias cosas más que hace, y que conduce a lo que llamamos presión arterial.
Por otra parte, produce oxitocina, molécula que se relaciona a nuestros comportamientos humanos-sociales, a nuestra sexualidad y a nuestra conducta parental.
Si analizamos los lugares de donde esto converge, hablamos de nuestras relaciones; de la exploración de los placeres, el erotismo y la unidad a través de la sexualidad; y tu relación con tus padres. ¡Vaya todo lo que pasa con la oxitocina! Los lugares que te toca.
Lo que sucede con la glándula pituitaria es un reconocimiento de los axones de las neuronas hipotalámicas cargados de proteína, que tocan su parte trasera en la hipofisis.
En otras palabras, despierta el hipotálamo (ajna chakra) y como consecuencia enciendes a su veza coronilla (sahasrara chakra). Esto cobra aún más sentido cuando recordamos que en yoga, se habla de nuestro sistema endocrino (chakras) como un sistema que tiene dos canales principales (Ida y Pingala) y que en tu entrecejo (ajna chakra) se unen en uno mismo que asciende a Sahasrara.
Lo que sucede con nosotras las mujeres es completamente una historia distinta.
Al ser universos íntimamente relacionadas con nuestras emociones, nuestra familia; tenemos un constante movimiento hormonal y además, la capacidad de reconocerlo con facilidad.
En las mujeres se relaciona con nuestra lactancia, puesto que al ser los pezones zonas altamente erógenas, la sensación del paso de leche a través del pezon hacia la boca del bebé despierta a la oxitocina. Así mismo, el sentimiento de satisfacer al hambre del bebé; no tienen igual.
En el parto, la distensión del cervix uterino encienden la llama que despierta a la oxitocina. Y me da mucho sentido que en partos inducidos, inyecten esta hormona cuando el canal de parte aparentemente está “estrecho” con la intención de abrir el canal y favorecer a un parto vaginal sin tanto tiempo de espera.
Con temas de comportamiento se relaciona a tu capacidad de establecer vínculos sociales de confianza, establecer afecto en tus relaciones y entender la generosidad como un valor humano.
Por ello, ha sido estudiada durante mucho tiempo en personas que viven en el espectro (TEA).
Sin perder de vista la intención que me trajo a compartirte esto, pretendo solamente que observes lo inmenso y maravilloso que es nuestro cuerpo y su integridad. Que observes lo que sucede todo momento incluso sin tu atención. Y que desde ahí, tu presencia, puedas volver a relacionarte contigo partiendo desde el amor y la compasión.
Te invito a realizar prácticas meditativas, a apreciar a tus hijos y tu entorno con ese mismo amor y compasión que te tienes; para producir estas moléculas basadas en nuestra naturaleza. Como pequeñas explosiones galácticas que suceden en tu cosmos interno.
Namaste
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